Crecimiento y desarrollo personal
- M.j Sánchez Mena
- 19 feb 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 20 feb 2020
El desarrollo personal se basa en estrategias de cambio relacionadas con un proceso de autoconocimiento y transformación de la propia identidad y desarrollo de destrezas relacionadas con la adquisición de habilidades que permitan explotar el propio potencial.

Todos atravesamos etapas de cambio a lo largo de nuestra vida, los cambios generan incertidumbre y malestar debido a las dificultades que se nos presentan en el día a día, los miedos y las inseguridades ponen a prueba la capacidad que tenemos de superar la adversidad. No dejan de ser oportunidades de cambio que pueden ayudar a que dejemos atrás aspectos de nuestra vida pasada que solo generan carga, para crear un nuevo concepto de nosotros aceptando quienes somos, libre de lastres innecesarios que no dependen de nosotros y que nos incapacitan.
El malestar se traduce en inestabilidad emocional, alteraciones fisiológicas, problemas de autoestima, influye en nuestras relaciones más cercanas en el ámbito laboral o familiar. Nos podemos llegar a sentir estancados en el pasado y sentiremos que no avanzamos, la incertidumbre puede generar en nosotros ansiedad y miedo a futuro o a los cambios.
Los sucesos inesperados ocurren sin necesidad de buscar, las decepciones, los fracasos, los abandonos y las pérdidas. Todo ello existe y es inevitable, esto nos enseña y nos ayuda a aprender. El concepto de felicidad y bienestar a menudo se distorsiona ya que los medios nos muestran una idea de felicidad inalcanzable, buscamos por todos los medios sentirnos bien ya que los medios explotan la idea de satisfacción inmediata y perfección. Lo contrario produce una profunda angustia y sentimiento inferioridad ya que tendemos a las comparaciones en base a los triunfos o bienes materiales que poseemos.
La felicidad está a la venta y podemos poseer lo que queramos al alcance de un solo click de ratón. La frustración de no conseguirlo, la irritabilidad que genera la pérdida pone a prueba la capacidad que tenemos de controlar nuestros impulsos. El problema de basar la idea que tenemos de nosotros mismos en el éxito, la belleza, las posesiones, el sexo o incluso en el número de seguidores esconden un profundo vacío e incapacidad para experimentar lo elemental como puede ser las relaciones cercanas, la intimidad, los pequeños placeres diarios como saber degustar la comida, disfrutar del tiempo a solas, ser creativos realizando alguna actividad artística, o el simple hecho de disfrutar de un bonito paisaje o de la tranquilidad que nos proporciona leer un libro.
La dependencia o el apego que sentimos de las personas o los bienes materiales limitan la capacidad de experimentar, por miedo a afrontar el dolor de la pérdida, de sentirnos heridos o solos. Nos encerramos en un mundo de resistencias que hemos creado para no sentir el malestar, sobreprotegemos a las generaciones futuras por miedo a que no sufran la decepción, nos refugiamos en la comodidad de relaciones vacías y evitamos las relaciones cercanas por miedo a que vean exactamente quienes somos con nuestras vulnerabilidades o eso que consideramos defectos por vergüenza de no ser aceptados o valorados tal y como somos. Sin embargo hay una mala noticia (según se mire) y es que somos humanos y nos caemos, sufrimos, al igual que nos decepcionan, decepcionamos y al igual que nos engañan, también engañamos...
Tratamos por todos los medios esconder eso que nos hace humanos y de controlar el ambiente a nosotros para seguir posicionados en esa postura irreal que hemos creado. Lo que no entendemos es que las situaciones vitales (rupturas, despidos, dificultades familiares, fallecimiento de un ser querido, accidentes) todo ello rompe esas resistencias, creando todo tipo de trastornos alteraciones físicas, psicológicas y comportamentales que percibimos como amenazantes, no obstante nos enseñan aceptar que no tenemos el control, aceptar que hay cosas que no dependen de nosotros y nos ayudan a acercarnos a lo verdaderamente esencial, a experimentar las emociones y la verdadera intimidad.
Cuando se habla de crecimiento personal no se quiere hablar de nada transcendental ni cósmico, al contrario se trata de experimentar lo terrenal, sin falsas expectativas, experimentar el dolor de la perdidas y afrontar los miedos que hay de base que permanecen camuflados en el inconsciente y que distorsiona el mundo que hemos creado para evita el dolor y aceptar que el mundo no gira entorno a nosotros.
Lo que hay más allá, a menudo lo interpretamos como el fin del mundo, de ahí retrocedemos a una fase evolutiva más primitiva para volver a la antigua caza de brujas por lo que todo aquello que ponga a prueba quienes somos, lo que poseemos está prohibido, con las consecuencia de la censura, rigidez mental, desprecio y el rechazo.
No podemos frenar la evolución y el estado cambiante de lo que nos rodea, de ahí que tengamos que aprender a soltar aquello que nos limita y frena nuestro avance.
En el centro Aquiles con más de 10 años de experiencia cuyo objetivo principal es el bienestar y el crecimiento personal de los pacientes, ofrecen servicios psicólogos en vecindario, atención psicológica para adultos, terapia individual, terapia de pareja, psicólogo infantil y adolescentes.
Comments